Las décadas de 1970 y 1980 se caracterizan por
recesiones en Estados Unidos, Europa y América Latina y por un crecimiento
sostenido de la producción en algunos países del sureste asiático. Tres crisis
marcaron estas décadas, la del dólar, la de los precios del petróleo, y la
deuda externa. La crisis del dólar y el petróleo ocasionaron una espiral
inflacionaria en las economías desarrolladas y la deuda externa dejaría a
América latina en una posición delicada frente a la complicada perspectiva
económica. El origen de la crisis lo encontramos en la inflación y la caída de
la tasa de inversión. Los resultados fueron devastadoras, en el caso de América
Latina, tuvo que hacer frente a una deuda imposible de ser saldada a tiempo que
tendría consecuencias futuras en la sociedad y a ello también se sumaban los
diversos golpes de estado que se produjeron en la región como en Chile y
Uruguay (1973), en Perú (1975) y en Argentina (1976) acuñado al plan Cóndor en
el contexto de la Guerra Fría, que fue llevado a cabo por gobiernos militares
para “perseguir y ultimar opositores a nivel transnacional”. Por otro lado,
también afectaría a la enseñanza que generaría una crisis una de la misma. La
crisis resaltaría la deficiencia del sistema educativo al momento de hacer frente
a los cambios que se estaban produciendo en el entorno. La falta de innovación
en la enseñanza, el desajuste presupuestario y el creciente paro, pondrían en
duda el sistema establecido hasta entonces. Hacer frente a todas las
dificultades derivadas de la crisis económica conllevaría un arduo trabajo entre
la política y la sociedad en conjunto con el aparato institucional.
Por otro lado, una de las consecuencias de la crisis
fue la liberalización de los mercados financieros, algo que también tuvo una serie
de repercusiones para las diferentes economías. Esta liberalización tenía entre
sus focos la cuestión de la intervención estatal, de ahí que se hayan tomado
ciertas medidas muy concretas para paliar la situación. El hecho de que hasta
1975 la mayoría de países desarrollados experimentaran por primera vez la
disminución de su producción desde 1945 era una clara señal de alarma, además
del crecimiento de los gastos petrolíferos disparó la inflación y provoco un
deterioro considerable de la balanza de pagos que a su vez trajo una
desaceleración del crecimiento del PIB, una menor productividad e inestabilidad
de la coyuntura económica. Otro de los elementos a tratar fueron los costes de
mantener el Estado del Bienestar, tanto económico como social que se producía
por aquel entonces. Realmente, en profundidad, se plantea en esta época de la
historia una coyuntura a la hora de orientar las medidas económicas y sociales,
teniendo en cuenta la serie de factores tan negativos que trajo consigo la
crisis del petróleo y, por tanto, poniendo a prueba los cimientos de nuestra
sociedad.
Aquí podemos observar una de las caras de la moneda.
Sin embrago, otros de los puntos a tratar para completar nuestra perspectiva
son las economías del este de Europa. El camino trazado durante los años anteriores
a la crisis es particular. Estos países se orientan con una economía comunista
que les permite crecer un 4,7% anual, dato inferior al de Europa occidental;
dato insuficiente para lo que tendría que soportar su sistema económico. Su
planificación no les permitió tener la flexibilidad necesaria para afrontar la
cuesta del resbaladizo petróleo en los años setenta y eso traería consecuencias
como la disolución de la U.R.S.S. más adelante. La “Guerra fría” contribuiría a
alimentar las malas relaciones y cooperación
que existía entre los dos bandos predominantes para aquel entonces. En
definitiva, observaremos consecuencias y causas desde diferentes puntos de
vista del mismo suceso: la crisis del petróleo. Algo que nos aportara conclusiones
muy interesantes.
Autores: Fabiola Sofía Chiro Martínez, Jeshua Ortigas Arellano, Laura Gómez Serna y Ángela Victoria Puerta.
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